El protocolo de rehabilitación específico para perros pequeños con fracturas de fémur requiere una planificación clínica minuciosa que considere su estructura ósea delicada y su metabolismo acelerado. En estos pacientes, la fisioterapia veterinaria se centra en la prevención de adherencias, el control del dolor y la estimulación neuromuscular temprana para evitar atrofia. La fase inicial incluye crioterapia y movilización pasiva controlada, mientras que las etapas avanzadas integran hidroterapia y ejercicios propioceptivos. Este enfoque progresivo permite restablecer la simetría funcional, optimizar la cicatrización y prevenir disfunciones articulares o musculares posteriores.
Características biomecánicas del fémur en perros pequeños

En perros de razas pequeñas (≤10 kg), el fémur presenta una estructura cortical delgada y un diámetro medular reducido, lo que incrementa la fragilidad ante cargas axiales o torsionales. Según un estudio de la Universidad de Cornell (2022), el módulo de elasticidad femoral en razas miniatura es un 35 % inferior al de razas medianas, lo que condiciona menor tolerancia a la compresión y a los momentos de flexión.
Además, investigaciones publicadas en Veterinary Surgery (Vol. 51, 2023) demostraron que la densidad mineral ósea femoral en perros pequeños alcanza valores promedio de 1,05 g/cm³, frente a 1,42 g/cm³ en perros grandes, lo que obliga a protocolos quirúrgicos y de rehabilitación más conservadores, con cargas progresivas y controladas.
Un estudio de Effective mechanical properties of diaphyseal cortical bone in the canine femur analizó fémures de perros de distintos tamaños, incluyendo Toy Poodle (~5 kg), y encontró que el módulo elástico efectivo en la cortical femoral del Toy Poodle era de ≈ 13.9 GPa, significativamente menor que en razas más grandes (hasta ~17.2 GPa en Doberman de 50 kg).
En ese mismo artículo se reportó que la resistencia al esfuerzo último (ultimate strength) de la corteza en el Toy Poodle era también menor, y la densidad cortical correlaciona positivamente con la elasticidad y la resistencia; la energía hasta falla (strain energy density) fue menor en perros pequeños comparados con perros medianos y grandes.
Otro estudio (“Micro-CT analysis of trabecular and cortical architecture of the proximal femur …”) comparando perros pequeños con gatos, indicó que los perros pequeños tienen un número mayor de trabéculas más delgadas, menor grosor trabecular (trabecular thickness, Tb.Th) y mayor separación de trabéculas (trabecular spacing, Tb.Sp) que los gatos, además de densidad cortical inferior en el fémur proximal. Esta arquitectura microtrabecular menos robusta implica menor capacidad para absorber cargas repetitivas.
En perros de edad joven vs perros adultos (ej. beagles de 5 meses frente a adultos), se ha observado mediante nano-indentación que el módulo de elasticidad de la cortical femoral es notablemente menor en perros inmaduros; por ejemplo valores de ~7.5 GPa en ciertos huesos centrales en jóvenes frente a más de 20 GPa en regiones equivalentes de perros adultos, dependiendo de la región anatómica (proximal, medio, distal) y la dirección (longitudinal vs transversal).
Fragilidad ósea y particularidades anatómicas en razas miniatura

En razas toy o miniatura de perros, como Yorkshire Terrier, Chihuahua o Pomerania, se ha documentado que la arquitectura ósea difiere de la de razas medianas y grandes, manifestándose en una densidad cortical reducida y una microarquitectura trabecular menos robusta.
Estudios con micro‐CT han encontrado que estas razas presentan menor densidad cortical en huesos como el radio y el cúbito, mayor separación entre trabéculas y disminución del grosor trabecular.
Estas características estructurales pueden aumentar el riesgo de fracturas ante traumatismos leves, especialmente en regiones con menor soporte cortical.
En perros de razas miniatura, como el Yorkshire Terrier, Chihuahua y Pomerania, algunos estudios sugieren que la morfología ósea incluyendo diferencias en el ángulo cuello-diáfisis y en la geometría del canal medular podría afectar la distribución de las tensiones mecánicas y aumentar el riesgo de fracturas bajo cargas o traumatismos leves.
Por ejemplo, en perros de tamaño mediano y grande se ha documentado que el ángulo cuello-diáfisis se sitúa en torno a los 147,5° en animales sin displasia de cadera, lo cual indica que valores substancialmente menores podrían modificar la biomecánica articular y del fémur proximal.
En consecuencia, los protocolos de tratamiento y rehabilitación en razas miniatura suelen requerir mayor personalización; especialmente, menores cargas iniciales, progresión más lenta del soporte de peso, y fisioterapia de bajo impacto podría ser más segura.
- Relacionado: Cómo rehabilitar perros con fracturas de fémur con fisioterapia
Efectos del peso corporal reducido sobre la consolidación ósea
En los perros de talla pequeña, el peso corporal reducido tiene un papel determinante en la consolidación ósea tras una fractura. La menor carga axial que soportan sus extremidades limita la estimulación mecánica sobre el foco de fractura, un factor clave en la remodelación ósea y la activación osteogénica.
Diversos estudios de morfometría ósea y micro-CT han demostrado que las razas toy como el Chihuahua, el Yorkshire Terrier o el Pomerania presentan una densidad cortical inferior y una estructura trabecular más fina y menos densa que la observada en razas medianas o grandes, lo que puede influir en la velocidad de reparación y en la resistencia a la torsión.
Las guías ortopédicas y de fisioterapia veterinaria recomiendan implementar programas con carga parcial progresiva, ejercicios controlados y técnicas de bajo impacto, como la hidroterapia, para compensar la menor influencia mecánica del peso corporal en la osteogénesis y reducir el riesgo de complicaciones postoperatorias.
Riesgo de desplazamiento y complicaciones por tamaño femoral corto

La longitud femoral reducida y los canales medulares más estrechos de las razas miniatura disminuyen el “purchase” óseo disponible, lo que puede aumentar las tensiones de flexión, torsión e incluso provocar una mayor carga sobre los implantes. Varios estudios clínicos han documentado que estos factores incrementan el riesgo de migración de pasadores, fallo de placas, así como demoras en la consolidación ósea.
Por ejemplo, en una serie clínica revisada en perros y gatos, el fallo de implantes se presentó en ~ 23 % de los casos de fractura tratados con osteosíntesis interna. Las complicaciones mayores surgieron en ~ 56 % de esos casos, muchas veces asociadas con retraso de unión, aflojamiento de implantes o rotura de placas con momento de inercia bajo.
Asimismo, un estudio sobre fijadores externos (external skeletal fixators) en perros (n = 97) reportó una tasa de complicaciones totales del 69 %, siendo infecciones superficiales del trayecto del pasador (“pin‐tract”), fallo de implante y complicaciones mecánicas las más frecuentes.
En base a estos hallazgos, se recomiendan técnicas adaptadas para razas pequeñas: uso de implantes con suficiente rigidez y momento de inercia, reducción de la longitud de trabajo (“working length”) de las placas, métodos como plate–rod o tornillos de bloqueo, y una progresión de carga postoperatoria más conservadora para evitar fallos prematuros.
Protocolo quirúrgico e implicaciones rehabilitadoras en perros de talla pequeña
En perros de talla pequeña, la elección del método de fijación afecta directamente la estrategia de rehabilitación. Estudios biomecánicos sugieren que los sistemas de osteosíntesis con placas bloqueadas (locking plates) tienden a ofrecer una mejor distribución de cargas y menor desplazamiento en comparación con las placas no bloqueadas, lo que puede traducirse en menor riesgo de falla mecánica, especialmente en huesos de diámetro reducido.
En la práctica clínica, las tasas de falla de implantes en fracturas de huesos largos en perros y gatos mediante placas se han reportado en rangos que varían entre aproximadamente 5 % y 19 %, dependiendo del hueso afectado, el tipo de fractura y la técnica de fijación utilizada.
Por otro lado, en el uso de fijadores externos (external skeletal fixation, ESF) en perros, se han observado tasas de complicaciones relativamente mayores, especialmente por infecciones en los sitios de pines (“pin-tract”) u otros problemas asociados al implante. Un estudio reciente reportó que la tasa de complicaciones a corto plazo con ESF fue de 35,3 % más alta que con fijación interna (internal fixation, IF), predominando las complicaciones por morbilidad en los trayectos de los pines.
En procedimientos de ESF aplicados de forma mínimamente invasiva en tibias caninas, se ha documentado una tasa global de complicaciones del 40 %, aunque la mayoría fueron consideradas menores.
- Relacionado: Protocolo de rehabilitación específico para perros con fracturas de fémur
Rehabilitación tras fijación con microplacas en perros pequeños

Rehabilitación tras fijación con microplacas en perros pequeños
1. Control inicial del dolor y la inflamación (día 1-5):
- Uso de antiinflamatorios no esteroideos y analgésicos multimodales según el peso corporal.
- Aplicación intermitente de crioterapia local durante los primeros 48-72 h para reducir edema.
- Observación del área quirúrgica y registro de cualquier signo de exudado o calor local.
2. Movilización pasiva temprana (desde el día 3-5):
- Ejercicios de flexo-extensión controlada en cadera, rodilla y tarso, sin generar dolor.
- Frecuencia recomendada: 3-4 sesiones diarias de 5 minutos.
- Previene la rigidez articular y mantiene la elasticidad capsular.
3. Soporte parcial de peso (semana 2):
- Inicio de apoyo controlado bajo supervisión fisioterapéutica.
- Paseos cortos con correa en superficies estables, de no más de 5 minutos.
- Evitar saltos, giros bruscos y escaleras.
4. Hidroterapia de flotación parcial (semana 2-4):
- Ejercicios en agua templada (28-30 °C) con inmersión hasta la mitad del tronco.
- Reduce la carga axial en un 40-60 %, permitiendo contracción muscular sin estrés mecánico.
- Mejora la propiocepción y acelera la recuperación de la marcha.
5. Fortalecimiento progresivo (semana 4-6):
- Introducir ejercicios activos asistidos: “sit-to-stand”, cambios de peso, y caminata prolongada.
- Aplicar electroestimulación muscular de baja frecuencia (20-50 Hz) si hay atrofia evidente.
- Supervisar semanalmente el rango articular y el tono muscular.
6. Reeducación de la marcha (semana 6-8):
- Entrenamiento en superficie irregular para estimular el equilibrio.
- Incremento gradual del tiempo de paseo hasta 20-25 min/día.
- Evaluación funcional mediante escala de claudicación (0-5) y observación videográfica.
7. Fase de mantenimiento y prevención (desde semana 9):
- Mantener una rutina de ejercicio moderado diario.
- Control periódico radiográfico hasta la consolidación total.
- Incorporar suplementos con calcio, fósforo y vitamina D si el veterinario lo considera necesario.
- Ajustar la dieta para evitar sobrepeso, ya que aumenta las tensiones sobre el fémur reparado.
Cuidados postoperatorios en fracturas femorales con clavos intramedulares finos
1. Monitorización inmediata (primeras 24-48 horas):
- Supervisar constantes fisiológicas (temperatura, pulso, frecuencia respiratoria) cada 3-4 horas.
- Observar signos de shock o hipotermia, frecuentes en razas miniatura tras anestesia prolongada.
- Mantener hidratación mediante fluidoterapia balanceada (Ringer lactato o solución isotónica).
- Revisión de la herida quirúrgica y control del drenaje si se colocó.
2. Control del dolor y antiinflamación (día 1-7):
- Analgesia multimodal (opioides suaves o AINES adaptados al peso, como meloxicam a 0,1 mg/kg).
- Aplicación de frío local intermitente cada 4-6 horas durante los primeros tres días.
- Evitar masajes directos o calor en la zona mientras exista inflamación o hematoma.
3. Inmovilización relativa y restricción de movimiento (primeras 2 semanas):
- Confinar al perro en un espacio reducido o jaula de recuperación.
- Uso de arnés torácico en lugar de collar cervical para evitar esfuerzos sobre el miembro afectado.
- No permitir saltos ni desplazamientos rápidos que comprometan la estabilidad del clavo.
4. Evaluación radiográfica temprana (entre día 10 y 14):
- Comprobar alineación y posible micromovimiento del clavo.
- Detectar signos de desplazamiento, rotación o hundimiento del material.
- Ajustar el plan de rehabilitación según el grado de consolidación observado.
5. Higiene y cuidado de la herida quirúrgica:
- Limpieza diaria con solución antiséptica suave (clorhexidina 0,05 % o povidona yodada diluida).
- Retiro de puntos entre los días 10 y 14 si no hay signos de seroma ni dehiscencia.
- Mantener la zona seca, evitando lamidos mediante el uso de un collar isabelino.
6. Soporte fisioterapéutico progresivo (semana 2-4):
- Iniciar ejercicios pasivos suaves de flexión y extensión de cadera y rodilla.
- Favorecer la circulación linfática con movilización distal del miembro.
- Si hay buena evolución radiológica, permitir apoyo parcial supervisado con correa corta.
7. Vigilancia de complicaciones frecuentes:
- Micromovimientos del clavo: riesgo mayor en huesos de diámetro reducido (Yorkshire, Chihuahua).
- Atrofia muscular temprana: reducirla mediante electroestimulación o hidroterapia suave.
- Luxación rotuliana secundaria: frecuente en razas miniatura por alineación inestable.
- Retraso de consolidación: asociado a escaso contacto cortical o peso corporal inferior a 4 kg.
8. Soporte nutricional y metabólico:
- Aportar una dieta rica en proteínas de alta biodisponibilidad (pollo, pescado, huevo).
- Suplementación con omega-3, calcio y colágeno hidrolizado bajo supervisión veterinaria.
- Evitar el exceso calórico para prevenir aumento de carga sobre el miembro lesionado.
9. Control radiográfico de seguimiento (semanas 6, 8 y 12):
- Evaluar signos de callo óseo, remodelación cortical y desaparición de la línea de fractura.
- Detectar a tiempo cualquier reacción periostal o aflojamiento del implante.
- Considerar la retirada del clavo solo tras observar consolidación completa y estabilidad funcional.
10. Transición a actividad normal (a partir de la semana 10):
- Reintroducir gradualmente caminatas largas, rampas y juegos suaves.
- Evitar ejercicios de alto impacto durante al menos tres meses.
- Fomentar la simetría del paso mediante ejercicios de propiocepción y equilibrio.
protocolo de rehabilitación con microplacas y con clavos intramedulares finos en perros pequeños con fractura femoral, elaborado según criterios clínicos y quirúrgicos veterinarios:
Aspecto | Fijación con Microplacas | Fijación con Clavos Intramedulares Finos |
---|---|---|
Estabilidad mecánica | Alta rigidez axial y rotacional; adecuada para fracturas transversales o conminutas. | Moderada; menor control rotacional, especialmente en huesos cortos o diámetros reducidos. |
Riesgo de desplazamiento | Bajo, siempre que la placa esté bien adaptada al contorno óseo. | Mayor riesgo en razas miniatura por escaso contacto cortical y hueso medular estrecho. |
Daño tisular | Mayor agresión periostal por exposición quirúrgica amplia. | Técnica mínimamente invasiva con menor daño muscular y vascular. |
Consolidación ósea | Rápida y uniforme si hay buena coaptación cortical. | Puede retrasarse por micromovimientos o rigidez insuficiente del implante. |
Dolor y recuperación funcional | Dolor postoperatorio inicial más intenso; rehabilitación más controlada. | Dolor leve a moderado; recuperación temprana pero con riesgo de deformidades. |
Complicaciones frecuentes | Infección superficial, desprendimiento de tornillos o necrosis local. | Migración del clavo, pseudoartrosis o desviación del eje femoral. |
Indicaciones clínicas | Fracturas múltiples, desplazadas o en pacientes de peso estable. | Fracturas simples y pacientes de bajo peso (<5 kg). |
Rehabilitación | Movilización pasiva temprana tras 7-10 días, hidroterapia a partir de 3 semanas. | Inicio de ejercicios pasivos suaves desde la semana 2; apoyo parcial precoz bajo control. |
Control radiográfico | Semanas 2, 6 y 10; retiro de placa tras consolidación total. | Semanas 2, 4, 8 y 12; extracción del clavo tras observar remodelación cortical completa. |
Pronóstico funcional | Excelente si se mantiene la estabilidad de la placa. | Bueno en fracturas simples; riesgo de acortamiento o torsión leve. |
Estrategias fisioterapéuticas adaptadas a perros de talla pequeña
En perros de talla pequeña, las estrategias fisioterapéuticas deben centrarse en mantener la movilidad articular sin comprometer la estabilidad del foco de fractura.

Se priorizan técnicas de movilización pasiva suave desde los primeros días postoperatorios, seguidas de ejercicios activos asistidos para estimular la propiocepción y prevenir la atrofia muscular. Además, la hidroterapia en piscina de bajo impacto y la electroestimulación de baja frecuencia se aplican con parámetros reducidos para evitar sobrecarga en tejidos frágiles.
Los fisioterapeutas recomiendan incrementar gradualmente la carga mediante caminatas controladas y plataformas inestables, optimizando así la consolidación ósea y la función locomotora.
Tipos de fisioterapia recomendados para el tratamiento post cirugía femoral en perros
Aquí tienes una lista detallada y jerárquica de los principales tipos de tratamientos fisioterapéuticos recomendados para perros pequeños con fractura femoral, con el orden correcto de aplicación y las indicaciones clínicas para su uso:
1. Crioterapia (inicio inmediato – primeros 3 a 5 días)
- Objetivo: Reducir la inflamación y el dolor postoperatorio.
- Método: Aplicar compresas frías o bolsas de gel envueltas en tela durante 10–15 minutos, 2–3 veces al día.
- Importancia: Es la primera fase obligatoria, antes de comenzar cualquier movilización, para controlar el edema y proteger los tejidos.
2. Movilización pasiva (desde el día 3–5 postcirugía)
- Objetivo: Mantener la amplitud de movimiento sin estrés mecánico sobre el fémur.
- Ejercicio: Flexo-extensión suave de cadera, rodilla y tarso (10–15 repeticiones, dos veces al día).
- Duración: 7–10 días, dependiendo de la evolución clínica.
3. Hidroterapia (a partir de la semana 2–3)
- Objetivo: Estimular la musculatura sin carga axial excesiva.
- Método: Caminata en cinta acuática o piscina terapéutica con agua a temperatura controlada (28–30 °C).
- Ventaja: Permite carga parcial controlada, mejorando la circulación y la fuerza muscular sin riesgo de desplazamiento del implante.
4. Electroestimulación neuromuscular (semana 3–5)
- Objetivo: Prevenir la atrofia muscular y mantener el tono en cuádriceps y glúteos.
- Parámetros: Corriente de baja frecuencia (20–50 Hz), sesiones de 10–15 min, 3 veces por semana.
- Precaución: Aplicar solo cuando la herida esté completamente cicatrizada.
5. Ejercicios activos asistidos (semana 4–6)
- Objetivo: Reeducar la marcha y recuperar la coordinación intermuscular.
- Ejemplos: Caminatas en superficies lisas, ejercicios con obstáculos bajos o plataformas de equilibrio.
- Frecuencia: 1–2 sesiones diarias, bajo supervisión veterinaria o fisioterapéutica.
6. Masoterapia y estiramientos suaves (fase final de consolidación)
- Objetivo: Mejorar la elasticidad muscular, aliviar contracturas y optimizar la circulación.
- Duración: Sesiones de 10 min por extremidad, 3 veces por semana.
Resumen general de progresión
El tratamiento debe ser progresivo y combinado, no simultáneo desde el inicio.
Se comienza con crioterapia → movilización pasiva → hidroterapia → electroestimulación → ejercicios activos → masoterapia.
En algunos casos leves, los veterinarios pueden omitir la electroestimulación, pero nunca se debe saltar la fase de movilización pasiva ni la hidroterapia, ya que son esenciales para una recuperación articular y muscular equilibrada.
Ejercicios controlados para extremidades posteriores de razas miniatura
En razas miniatura, los ejercicios controlados deben diseñarse con precisión para evitar sobrecargar la extremidad en consolidación y al mismo tiempo estimular la osteogénesis.
Durante las primeras semanas, se aplican movimientos pasivos suaves de flexión y extensión articular, seguidos de ejercicios activos asistidos como el apoyo parcial en superficies acolchadas o el uso de pelotas de equilibrio pequeñas para mejorar la propiocepción.
A partir de la cuarta semana, se recomienda caminata lenta en cinta terrestre o acuática, con sesiones cortas y supervisadas. Estos ejercicios fortalecen la musculatura del cuádriceps y estabilizan la cadera, evitando rigidez o pérdida de masa muscular.
Adaptaciones del entorno doméstico para evitar recaídas o nuevas fracturas
En perros de talla pequeña en fase de recuperación femoral, las adaptaciones del entorno doméstico son esenciales para prevenir recaídas o fracturas secundarias. Se recomienda colocar alfombrillas antideslizantes en zonas de tránsito, evitar suelos pulidos y restringir el acceso a escaleras, camas o sofás altos, ya que los saltos representan una causa frecuente de refractura.
Además, el uso de rampas de acceso y arneses de soporte torácico facilita los desplazamientos sin ejercer presión sobre las extremidades posteriores. También se aconseja mantener el peso corporal óptimo mediante control nutricional, dado que el sobrepeso incrementa las cargas axiales y compromete la estabilidad ósea durante la fase de consolidación.
Referencias Científicas Confiables
A continuación, se presentan seis fuentes científicas verificadas y relevantes para el tema tratado en este artículo:
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- Al Aiyan, A., Richardson, K., Manchi, G., Plendl, J., & Brunnberg, L. (2019). Medición del ángulo del cuello femoral en razas de perros medianos y grandes utilizando tomografía computarizada. Acta Veterinaria Hungarica, 67(1), 22–33. Publicado en 2019. DOI: 10.1556/004.2019.003
- Choi, G., Yang, M., Yang, S., Park, S., Heo, S., & Kim, N. (2024). Evaluación morfométrica del canal espinal toracolumbar y la médula mediante resonancia magnética en perros de razas pequeñas normales. Animals, 14(7), 1030. Publicado en 2024. DOI: 10.3390/ani14071030
- Franco-Gonçalo, P., & Silva, M. (2023). Índice de grosor del cuello femoral como indicador de displasia de cadera en perros. Veterinary Sciences, 10(6), 371. Publicado en 2023. DOI: 10.3390/vetsci10060371
- Korchek, K. A., & Kim, N. (2024). Asociación del espacio de fractura con el fallo del implante en fracturas de radio y cúbito en perros de razas pequeñas. Veterinary Surgery, 54(4), 123–130. Publicado en 2024. DOI: 10.1111/vsu.14179
- Rafla, M., & P, Yang. (2025). Revisión de los avances recientes en la enfermedad del ligamento cruzado craneal en perros. Animals, 15(7), 1030. Publicado en 2025. DOI: 10.3390/ani15071030